Revista Grao

Historia de una foto vieja

Historia de una foto vieja

Es esta la historia de la fotografía que encabeza este artículo. Una fotografía hecha ya hace más de sesenta años y que ahora cansada de dar tumbos y vueltas por cajones, cajas de zapatos, álbumes y ficheros, por esas cosas de la vida, he conocido su historia, la que me propongo contársela a ustedes.

Se trata de una alquería fotografiada allá por 1954, situada, según el padrón oficial municipal de 1940, en la “carretera nueva, nº 5”, habitada entonces por Pedro Rafels Salvador,(1901), natural de Peñíscola; Antonia Sánchez Salvador,(1902), natural de Torreblanca; Francisca Salvador Obiol, (1853), viuda, igualmente de Peñíscola; Antonia Rafels Sánchez, (1929), nacida en Torreblanca y Pedro Rafels Sánchez, (1939), nacido éste ya en el Grao de Castellón.

Era justo después de terminada la guerra y según datos oficiales, ese censo de 1940, reflejaba un aumento de población, solamente por inmigración, de 939 personas, y de ellas 57de Peñíscola y 206 de Torreblanca. Pues bien, llegada esta familia al Grao, en condiciones francamente lamentables, buscaron donde alojarse para poder comenzar y rehacer sus vidas, ya que la situación, en toda la costa levantina estaba a un nivel parejo, donde la situación laboral era catastrófica y las existencias de productos de primerísima necesidad, eran completamente nulas. Racionamiento escaso de los elementos básicos y poco o ningún dinero para satisfacer las necesidades más elementales.

Vieron esa alquería, que estaba deshabitada, y en un estado de semi-abandono, y haciendo indagaciones, dieron con un señor (Secretari d’Ajuntament), que “dijo” ser el propietario de la misma; que podían establecerse en ella y hacer las reparaciones que pudiesen para hacerla lo más confortable posible. Así fue y el cabeza de familia, marinero, pescador de oficio, pero hombre despabilado, con iniciativa y bastante destreza, comenzó, lento, pero seguro, por reforzar el suelo del primer piso, de madera bastante mal cuidada, y vigas de dudosa solidez, por otras quizás, no tan vistosas, pero que aseguraban un buen pisar y no venirse abajo a la primera de cambio.

Con materiales sobrantes de otros trabajos y procedentes de derribos, se construyó en la parte trasera, “on hi havia un emparrat, va fer una habitació que va dedicar a la cuina i neteja, i junt amb esta, amb planxes de bidons i altres materials semblants, va fer un cobert i un tancat per a guardar els animals que criava: gallines, pollastres, conills, cabres i d'eixa forma tindre per a casa i alguns que venia com a suport als seus ingressos com a home de la mar"
(“donde había un sombrajo hizo un cuarto que dedicó a la cocina y aseo, y junto a ésta, con planchas de bidones y otros materiales similares, hizo un cobertizo y un corralito para guardar los animales que criaba: gallinas, pollos, conejos, cabras y de esa forma tener para el sustento y alguno que otro que vendía como apoyo a sus ingresos como hombre de la mar.”)

En esta casa estuvieron así como unos veinte años , atención, sin que el “propietario” les cobrase jamás ni una peseta de alquiler, hasta que llegado la fecha en que el Grao comenzó a despertar, les comunicó de la necesidad que tenía, ya que se iba a urbanizar esa parte de marjalería y por allí coincidían las actuales calles de Alcocebre y Torrenostra, motivo por el cual dejaron ese domicilio y buscaron su definitivo domicilio en los alrededores.

¿Y como ha llegado hasta mi esta historia?. Muy sencillo; el informador no ha sido otro que Pedro Rafels Sánchez, aquel pequeño infante, que en el censo del Grao de 1940 figuraba con la edad de un año de la “Carretera nueva, numero 5”. Y además de estas explicaciones a la vista de la foto, me ha estado contando, quienes vivían a su alrededor, quienes y como eran cada uno de sus vecinos, en fin, como ahora prosigo.

Si nos fijamos en la parte derecha de la foto, al fondo de la misma vemos un camino o una calle; es efectivamente la “carretera nova” y actual Juan de Austria, que podemos identificar por los árboles que la bordean, eucaliptos, que han permanecido durante muchos años y el árbol de la derecha fue protagonista de un hecho insólito. Un cierto día, posado en las ramas superiores, apareció un ave de grandes dimensiones y de unas características muy peculiares; parecía un águila real. A la vista de ello, llamaron a uno de los muchos cazadores que de fijo había en el Grao, a Manolo Miralles Recatalá, panadero en la plaza de la Iglesia, quien, ante la posibilidad de cobrar semejante pieza, no se lo pensó dos veces. Llegó acompañado de su hijo Manolo, y al ver al pájaro aquel, se tira el arma a la cara, apunta y le suelta los dos cartuchos que tenía su escopeta, y el animal cayó fulminado por los certeros disparos que le propinó “Manolo el panader”. Verdaderamente resultó ser un ejemplar de águila, de una envergadura considerable, que fue motivo de conversación, por todas las tabernas del Grao, durante bastantes días.

También se daba la circunstancia, en esa alquería, que la palmera que se ve detrás de la casa, era una de las pocas datileras del contorno y por tanto, objeto deseado de los niños en época de dátiles ya que a los mismos se llegaba por el medio expeditivo de las pedradas que, desde el suelo se tiraban y que no siempre iban al fruto, si no, más bien, sobre los tejados de los vecinos.

-“La persona vestida de negre, que està dins de la porta, és Antonia Sánchez Salvador, ma mare” em diu Pere.

-“La dona de la dreta, és la mare de Juan Antonio, el calafat; i com veïns teniem a Senta la “Borriola”, a “Manana”, a “Pistón”, a la “Bocatibia” y a “Güala”
-“Allí mon pare, dins del tancat, va fer un pou, perquè a mig metre, eixia una aigua clara i fresca, i allí venien els de la meua família de Moncofa, quan arribaven de la mar, venien a llavar-se i a netejar-se un poc.”
-“ Un poc més enllà, hi havia una altra caseta, on vivien “Les Manuses”…..

Y asi, xarrant, xarrant, pasaron los minutos, nos pasamos de un tema a otro, contando hechos y peripecias de antes y de más atrás, de esas que hacen que el tiempo pase y se te hace tarde para llegar a comer a tiempo.

Pero, mi amigo Pere y yo estábamos satisfechos de esta conversación que nos permitió: a el, contarme su vida y la de su familia, y a mi, conocerla para poder plasmarla en negro sobre blanco y dársela a conocer a ustedes y luego, una vez leída, determinen y emitan su veredicto.
eSeferrer
Texto y fotos de: Sergio Ferrer de Almenara.-2010

2 comentarios:

  1. Querido hermano : que bueno que tengas este espíritu filantrópico y te preocupes de que todos sepamos la historia de nuestro pueblo.

    Ojala hayan quienes te sigan en este trabajo que realmente a nadie se le habia ocurrido.

    <Un abrazo

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  2. Felicidades, Sergio, por este extraordinario retrato de la vida en El Grao.
    Es éste un verdadero ejemplo de la "memoria histórica". Memoria que, en este caso, no quedará perdida, debido a tu laudable afán investigador.
    Muchas gracias, por este excelente trabajo.
    Miguel A.

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